Actividad 1: El tesoro de esdrujulandia

Había una vez en un pequeño pueblo llamado Esdrujulandia, un grupo de niños y niñas muy curiosos. Sus nombres eran Pablo, Valentina, Sofía y Martín. Un día, mientras caminaban por el bosque, se encontraron con un anciano llamado Don Rodrigo.

Don Rodrigo era muy sabio y les contó una increíble historia sobre un tesoro escondido en el corazón del bosque. Les dijo que el tesoro podía ser encontrado solo si resolvían una serie de acertijos y encontraban palabras esdrújulas en cada uno de ellos.

Emocionados por la aventura, los niños comenzaron a buscar las palabras esdrújulas en el cuento que el anciano les había dado. Rápidamente, se dieron cuenta de que estas palabras tenían la sílaba tónica en la antepenúltima posición. Les costaba un poco pronunciarlas, pero no se rindieron.

Con cada acertijo que resolvían, encontraban una nueva palabra esdrújula. Descifrar los enigmas resultó ser un gran desafío, pero a medida que encontraban más palabras, su emoción crecía.

Pablo encontró la palabra "esdrújula" en el primer acertijo, mientras que Sofía descubrió "teléfono" en el segundo. Valentina estaba orgullosa de haber encontrado "música" en el tercero y Martín, el más pequeño del grupo, gritó emocionado al descubrir "diáfano" en el último reto.

Cuando finalmente resolvieron el último enigma, un destello dorado iluminó el bosque y apareció un cofre lleno de monedas de oro y joyas brillantes. Los niños se miraron entre sí con incredulidad y felicidad.

Don Rodrigo sonrió, satisfecho por el esfuerzo de los niños y les dijo: "El tesoro era solo una excusa para que descubrieran la belleza de las palabras esdrújulas. Es un tesoro invaluable que ahora llevan en sus corazones".

Los niños regresaron al pueblo llevando consigo el tesoro y la experiencia de haber aprendido sobre las palabras esdrújulas. Desde ese día, se convirtieron en grandes amantes de las palabras y las compartieron con todos sus amigos y familiares.

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